Momentos por vivir.
Escapar. Correr. Esconder. Cerrar los ojos. Desaparecer. Imaginar que el mundo no es el mundo.
La realidad es un intento de romperte el corazón, por lo que, encontrar maneras temporales, unen de nuevo las piezas, se dice que el tiempo lo arregla todo. Finjo que soy otra persona. He dejado mi flujo de terrores ocultos a través de las venas de otra persona. No es tan aterrador cuando no es mi cara la del espejo. Son mis características, pero no estoy mirando hacia atrás. Por breves momentos, me he ido. El dolor, el miedo se detienen. Por un instante fugaz, puedo respirar. Trato de encontrar otras maneras de esconderme de lo que está tratando de conseguir. Me escapo en los demás. Me escapo en los vicios, en las noches que me gustaría que duraran para siempre. Pero, la mañana siempre llega. Con el tiempo me tiene que despertar cara a cara con lo que me ha estado persiguiendo: mi propia sombra. Mi oscuridad, mi autodestrucción siempre tiene la razón en mis talones. Es una lucha constante para mantener a mi sombra en vez de a mí misma. Es por eso que, a veces, es simplemente agradable para correr, para fingir que no hay nada detrás de mí. Cuando corro, no hay monstruos, ni tristeza, ni la desilusión que entumece. Los momentos de breve libertad son mi vía de escape. Con los momentos de breve libertad es como me las arreglo.
La realidad es un intento de romperte el corazón, por lo que, encontrar maneras temporales, unen de nuevo las piezas, se dice que el tiempo lo arregla todo. Finjo que soy otra persona. He dejado mi flujo de terrores ocultos a través de las venas de otra persona. No es tan aterrador cuando no es mi cara la del espejo. Son mis características, pero no estoy mirando hacia atrás. Por breves momentos, me he ido. El dolor, el miedo se detienen. Por un instante fugaz, puedo respirar. Trato de encontrar otras maneras de esconderme de lo que está tratando de conseguir. Me escapo en los demás. Me escapo en los vicios, en las noches que me gustaría que duraran para siempre. Pero, la mañana siempre llega. Con el tiempo me tiene que despertar cara a cara con lo que me ha estado persiguiendo: mi propia sombra. Mi oscuridad, mi autodestrucción siempre tiene la razón en mis talones. Es una lucha constante para mantener a mi sombra en vez de a mí misma. Es por eso que, a veces, es simplemente agradable para correr, para fingir que no hay nada detrás de mí. Cuando corro, no hay monstruos, ni tristeza, ni la desilusión que entumece. Los momentos de breve libertad son mi vía de escape. Con los momentos de breve libertad es como me las arreglo.
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