La invasión de la Nada
¿Sabes esos momentos, cuándo uno de aquellos cinco, difíciles y pequeños sentidos son estimulados y envían a tu mente furiosa respuestas? Tu cerebro va a toda marcha. Esa mirada aturdida, en blanco te lava la cara. Vas a un lugar muy lejos, sin pensar en nada y todo al mismo tiempo. No estés triste. Tú no eres feliz. Entumecido: es así como te encuentras. Tu cabeza está temporalmente paralizada, por lo que se puede contemplar todo lo que tu cerebro tiene que trabajar a través de dar sentido a las cosas. Entonces, alguien te coge y te pregunta, tranquilamente, "¿Qué estás pensando?". En ese instante todos los pensamientos chocan en tu mente. Estás siendo azotado, de nuevo, por la realidad. Sabes lo que tienes que responder, y responder con rapidez, para no parecer un loco o hacer que se preocupen por ti. Si tan sólo pudieras resumirlo en una sola respuesta. ¡Si pudieras describirlo TODO en absoluto en una simple respuesta! Sin embargo, sabes que no vas a ser capaz de encontrar las palabras. Y, "Nada", respondes. La respuesta perfecta para que no te hagan más preguntas. Es increíble, sin embargo, que todos esos pensamientos, todas esas reflexiones, sean reducidos a una respuesta sin sentido. Como de repente "nada" se infiltra y como fácilmente "nada" se ve obligado a retirarse.
Comentarios
Publicar un comentario